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"el nuevo orden" serie el hombre gris, 2016

jueves, 25 de abril de 2013

Motivación vs expectativas

    

Gastar fortunas en material de trabajo, soportar con firmeza la incertidumbre económica, la negociación permanente con el resto del mundo por no cumplir con sus esquemas básicos. Mantener el equilibrio familiar  y vivir a menudo disyuntivas irreversibles. La sensación real o no de que la veteranía es un handicap en lugar de un grado, el vértigo de tener que emprender proyectos nuevos sin cesar, la inoficialidad, el no reconocimiento de lo hecho, la angustia de la competitividad. La saturación de los demás y de uno mismo, el peso de la vida social real o virtual, el tener que vivir casi en clandestinidad parte del trabajo que hacemos para seguir haciendo la otra parte, que parece no interesarle más que a unos pocos. El ver cómo la fotografía, a fuerza de universalizarse se ha convertido en materia prima casi sin valor. 
¿Qué es lo que nos da fuerzas? ¿Qué es lo que nos impulsa a emprender y a continuar en esta atribulada profesión? ¿Qué es lo que nos motiva?
A algunos, el conseguir vivir lo más parecido a lo que en algún momento de su juventud soñó. A casi todos el placer del trabajo bien hecho, la satisfacción del deber cumplido, como decía mi padre, que decía a su vez su padre. En términos generales, la superación de algún reto. Al artista ni se le anima ni se le desanima. El artista, o funciona por su cuenta o no puede funcionar.
Hoy hablaban en un periodico de Vivian Maier, la niñera de Chicago que a lo largo de su vida disparó cerca de 100.000 fotos, muchas de las cuales nunca reveló, y que en cualquier caso, nunca enseñó a nadie. La calidad de sus imágenes no son objeto de debate para nadie. Son tan acertadas, tan perfectas en su cantenido y forma, que realmente no es casi posible poner en duda que se trata de un material a la altura de los grandes fotógrafos de su época. Vivian Meier, la niñera que nunca hablaba de fotografía con nadie, podría haber estado al nivel de Cartier Bresson en la Historia de la fotogrfía, y de hecho, empieza a estarlo. Y todo por un encuentro fortuito. Una de esas historias de personas que encuentran un tesoro en el mercadillo de la calle. Para el que no conozca su historia, merece la pena leer el artículo.
No será fácil averiguar cuál era la motivación de Vivian Maier, pero sí sabemos que tenía una gran motivación y muy pocas expectativas.





Porque la otra cara de la moneda son las expectativas, que son justo lo contrario de la motivación. En lugar de ser un motor que nos empuja, las expectativas de éxito y reconocimiento son lo que nos hace la vida imposible. Es lo que vemos al final del camino, lo que imaginamos que va a ocurrir. Las expectativas son eso que nos hace avanzar, pero fijando la vista lejos, de manera que tropezamos con cualquier obstáculo permenentemente, haciendo nuestro camino penoso y agotador. Confundimos motivación con expectativas y eso nos hace sufrir. Cuando trabajamos en función de tal o cual premio, en función de publicar un libro, de hacer una exposición, cuando trabajamos para conseguir atraer la atención de los demás, estamos trabajando por los motivos equivocados. Y todos lo hacemos. Y todos nos equivocamos.
Al final todo se reduce a que la gente nos salude en lugar de ser nosotros los que saludamos. Eso es todo. Eso es el reconocimiento, nada más. ¿Y el dinero? Claro, también es una motivación y una expectativa a la vez, pero es de sabidiría popular y es casi una verdad científica que quien hace un trbajo bien hecho, con inteligencia, con paciencia, con cariño por los detalles y sin hacer trampas, acaba encontrando el dinero. Quizás no un pelotazo, pero sí un modo de vida.
La motivación es el motor que nos impulsa, ese deseo irrefrenable de seguir trabajando a pesar de todo, esa misión más o menos reconocible que de alguna manera tenemos que cumplir. Aquello que nos permite ir de derrota en derrota sin perder el entusiasmo.
Sin embargo las expectativas son la zanahoria que otros nos ponen frente a los ojos, y que haríamos bien en dejar de mirar, para fijarnos en lo que realmente nos interesa.
La historia de Vivian Maier me ha hecho recordar este asunto, que llevaba tiempo rumiando y que quería compartir. Me siento mucho mejor cuando recuerdo mis motivaciones y reduzco mis expectativas. Os animo a que lo intentéis. Sienta muy bien.


Carlos Spottorno
 Blog Asuntos Fotograficos
22-04-2013
http://www.spottorno.com/web/blog/motivaci%C3%B3n-vs-expectativas
http://es.wikipedia.org/wiki/Vivian_Maier


Entrevista con John Maloof: Descubriendo a Vivian Maier.


http://www.lomography.es/magazine/lifestyle/2011/03/25/entrevista-con-john-maloof-descubriendo-a-vivian-maier


1 comentario:

Nano dijo...

Creo que estoy en esa linea de expectativa, hoy en día es lo que hay. La masificación del medio nos aboca a eso; pero para mi es suficiente, no empece hacer fotografía pensado en ninguna meta, lo que me interesa, de momento es el camino a recorrer.

Un Saludo