Gastar fortunas en material de trabajo, soportar con
firmeza la incertidumbre económica, la negociación permanente con el resto del
mundo por no cumplir con sus esquemas básicos. Mantener el equilibrio familiar
y vivir a menudo disyuntivas irreversibles. La sensación real o no de que
la veteranía es un handicap en lugar de un grado, el vértigo de tener que
emprender proyectos nuevos sin cesar, la inoficialidad, el no reconocimiento de
lo hecho, la angustia de la competitividad. La saturación de los demás y de uno
mismo, el peso de la vida social real o virtual, el tener que vivir casi en
clandestinidad parte del trabajo que hacemos para seguir haciendo la otra
parte, que parece no interesarle más que a unos pocos. El ver cómo la
fotografía, a fuerza de universalizarse se ha convertido en materia prima casi
sin valor.
¿Qué es lo que nos da fuerzas? ¿Qué es lo que nos
impulsa a emprender y a continuar en esta atribulada profesión? ¿Qué es lo que
nos motiva?
A algunos, el conseguir vivir lo más parecido a lo que
en algún momento de su juventud soñó. A casi todos el placer del trabajo bien
hecho, la satisfacción del deber cumplido, como decía mi padre, que decía a su
vez su padre. En términos generales, la superación de algún reto. Al artista ni
se le anima ni se le desanima. El artista, o funciona por su cuenta o no puede
funcionar.
Hoy hablaban en un periodico de Vivian Maier, la niñera de
Chicago que a lo largo de su vida disparó cerca de 100.000 fotos, muchas de las
cuales nunca reveló, y que en cualquier caso, nunca enseñó a nadie. La calidad
de sus imágenes no son objeto de debate para nadie. Son tan acertadas, tan
perfectas en su cantenido y forma, que realmente no es casi posible poner en
duda que se trata de un material a la altura de los grandes fotógrafos de su
época. Vivian Meier, la niñera que nunca hablaba de fotografía con nadie,
podría haber estado al nivel de Cartier Bresson en la Historia de la fotogrfía,
y de hecho, empieza a estarlo. Y todo por un encuentro fortuito. Una de esas
historias de personas que encuentran un tesoro en el mercadillo de la calle.
Para el que no conozca su historia, merece la pena leer el artículo.
No será fácil averiguar cuál era la motivación de
Vivian Maier, pero sí sabemos que tenía una gran motivación y muy pocas
expectativas.
Porque la otra cara de la moneda son las expectativas, que
son justo lo contrario de la motivación. En lugar de ser un motor que nos
empuja, las expectativas de éxito y reconocimiento son lo que nos hace la vida
imposible. Es lo que vemos al final del camino, lo que imaginamos que va a
ocurrir. Las expectativas son eso que nos hace avanzar, pero fijando la vista
lejos, de manera que tropezamos con cualquier obstáculo permenentemente,
haciendo nuestro camino penoso y agotador. Confundimos motivación con
expectativas y eso nos hace sufrir. Cuando trabajamos en función de tal o cual
premio, en función de publicar un libro, de hacer una exposición, cuando
trabajamos para conseguir atraer la atención de los demás, estamos trabajando
por los motivos equivocados. Y todos lo hacemos. Y todos nos equivocamos.
Al final todo se reduce a que la gente nos salude en
lugar de ser nosotros los que saludamos. Eso es todo. Eso es el reconocimiento,
nada más. ¿Y el dinero? Claro, también es una motivación y una expectativa a la
vez, pero es de sabidiría popular y es casi una verdad científica que quien
hace un trbajo bien hecho, con inteligencia, con paciencia, con cariño por los
detalles y sin hacer trampas, acaba encontrando el dinero. Quizás no un
pelotazo, pero sí un modo de vida.
La motivación es el motor que nos impulsa, ese deseo
irrefrenable de seguir trabajando a pesar de todo, esa misión más o menos
reconocible que de alguna manera tenemos que cumplir. Aquello que nos permite
ir de derrota en derrota sin perder el entusiasmo.
Sin embargo las expectativas son la zanahoria que otros
nos ponen frente a los ojos, y que haríamos bien en dejar de mirar, para
fijarnos en lo que realmente nos interesa.
La historia de Vivian Maier me ha hecho recordar este
asunto, que llevaba tiempo rumiando y que quería compartir. Me siento mucho mejor
cuando recuerdo mis motivaciones y reduzco mis expectativas. Os animo a que lo
intentéis. Sienta muy bien.
Carlos Spottorno
Blog Asuntos
Fotograficos
22-04-2013http://www.spottorno.com/web/blog/motivaci%C3%B3n-vs-expectativas
http://es.wikipedia.org/wiki/Vivian_Maier
Entrevista con John Maloof: Descubriendo a Vivian Maier.
http://www.lomography.es/
1 comentario:
Creo que estoy en esa linea de expectativa, hoy en día es lo que hay. La masificación del medio nos aboca a eso; pero para mi es suficiente, no empece hacer fotografía pensado en ninguna meta, lo que me interesa, de momento es el camino a recorrer.
Un Saludo
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